La sociedad y la cultura generan y reproducen patrones tradicionales de
roles y relaciones entre hombres y mujeres; éstos están signados por la
desigualdad y la asimetría de poder entre los géneros y tienden a actuar,
predominantemente, en detrimento de las posibilidades de las mujeres. Los
patrones culturales están profundamente arraigados como modelos que se perciben
a través de valores, principios y actitudes que sustentan el estilo de vida y
la cultura de la sociedad. En América Latina la
concepción de familia patriarcal y rol hegemónico de la mujer se hallan
estrechamente vinculados entre sí y arraigados en lo más íntimo de la sociedad.
La identificación de la mujer como esposa, madre y protectora de la familia ha
sido impuesta y a la vez legitimada por el modelo patriarcal (Fernández, 1993).
A medida que se fue desarrollando el capitalismo, las mujeres quedaron
confinadas al terreno familiar, marginadas de la vida económica, realizando
tareas en su supuesto
lugar natural, dándose por hecho que la vida doméstica resulta irrelevante para
las teorías social y política.
Las pautas
culturales, predominantemente primitivas, en cuanto al lugar y el rol de la
mujer en la sociedad son reforzadas con tenacidad por las instituciones
sociales clásicas, como la familia, la Iglesia, los organismos sindicales
o empresariales. A su vez ello incide y condiciona, inevitablemente, los
ámbitos público y privado. Al mismo tiempo, estas pautas en parte provienen de
un contrato sexual que establece que las mujeres se dedican a la producción y
reproducción del ámbito privado y los varones se dedican a la producción del público;
las mujeres se encargan de la vida familiar intrahogar y los varones del
sustento económico que se obtiene en la esfera pública. Y estas premisas se
consolidan, incluso, en los momentos y movimientos de apertura-cambio, urgencia
y crisis. En Ecuador, en específico, se ha tratado de que la igualdad de género
sea una realidad, es algo muy difícil pero se han cambiado varias leyes en
protección de la equidad laboral y de oportunidades así como campañas contra el
machismo y campañas que promueven la igualdad de género.
Logros
por la equidad de género en la constitución Ecuatoriana.
Con
respecto al proceso, las protagonistas coinciden en señalar que los mayores logros
fueron los siguientes: El reconocimiento a las organizaciones de mujeres y al
movimiento por parte de la esfera política y de la dirigencia del país, al
aceptar incluso la fuerza política de las mujeres. En el caso del Guayasse
logro en una primera instancia, posicionar el movimiento de mujeres y poner en
agenda el tema de participación política de las mujeres. Un logro importante
para el movimiento de mujeres fue que de 36 propuestas se incorporaron 34. Al
mismo tiempo, se movilizo la sensibilidad de siete mujeres asambleístas, a pesar
de sus diferencias políticas y pertenencia partidaria.
En
derechos.
En cuanto
a los derechos consagrados, las protagonistas coinciden en señalar como logros,
los siguientes:
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