Cuando llega la adolescencia se produce
un cambio en la relación con nuestros hijos. Empezamos a notar una
transformación en su carácter y su comportamiento cada vez es más rebelde.
Nos cuestionan todo lo que decimos, disminuyen la comunicación con nosotros,
nos dan contestaciones cortantes y nos responden con monosílabos. ¿Qué
podemos hacer los padres para disminuir los comportamientos rebeldes?
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La rebeldía es
una característica propia de los adolescentes que se pone de
manifiesto en sus actitudes de diferentes maneras; protestando
constantemente, oponiéndose a las normas o a lo establecido, desobedeciendo
por sistema y enfrentándose con frecuencia a los padres, tutores y
profesores.
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El comportamiento
rebelde de los adolescentes es la consecuencia de la búsqueda
de independencia. Necesitan
distanciarse de la relación de dependencia y protección que han tenido con
sus padres para adentrarse en el mundo adulto y encontrar su identidad personal.
Lograrlo es un proceso que presenta muchas dificultades y su principal problema son los padres y su propio
carácter. En cuanto a sus padres se producen discusiones continuas y
desacuerdos con ellos. Se siente frustrado e insatisfecho por como les tratan
y le exaspera el comportamiento que tienen hacia él.
El adolescente intenta que sus padres cambien de actitud hacia él, se está haciendo mayor y necesita más libertad. La
mayoría de lasdiscusiones surgen en torno a los nuevos privilegios que él desea adquirir como ampliar el horario de
salida, libertad en la elección de la ropa y del peinado, una moto o las
llaves del coche, etc.
Con respecto a su
carácter se encuentra bastante desorientado
por los cambios que está sufriendo. Además de los fisiológicos, también se producen cambios en su forma de pensar y de sentir, experimenta sensaciones nuevas y formas de ver las
cosas diferentes. Todo es nuevo y desconcertante para él.
Como consecuencia de estos
cambios, es frecuente que pierda el control
sobre sus emociones y no sepa como reaccionar ante
situaciones que no entiende ni puede controlar. Se revela ante todo lo que considera injusto. Rechaza reglas y normas que él no
considera lógicas o le parecen absurdas, ya sean sociales o familiares, y se
niega a cumplirlas.
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La adolescencia es una
etapa en la que las relaciones con los hijos se hacen
más complejas. Veamos a continuación
una serie de sugerencias que pueden ayudarnos en este periodo tan difícil a tener una mejor
relación con nuestros hijos y evitar, en la medida de lo posible, ese
comportamiento rebelde:
- Ser críticos sólo en lo esencial. No podemos juzgar ni criticar
aquellos aspectos de nuestro hijo que no sean realmente importantes. Es mejor
no reprenderle en cuanto su modo de vestir, de hablar, el tipo de música que
escucha o su forma de peinarse. No son temas esenciales en su educación, pero
para él son de gran importancia porque es una forma de identificarse con su
grupo de amigos.
Debemos corregirlos en
temas realmente importantes como el respeto a los demás, la violencia, el
alcohol, cumplir con sus responsabilidades, etc. Si le corregimos o
criticamos todos los aspectos en los que no estamos de acuerdo con él, sólo
lograríamos estar en continua discusión y no nos escucharía en cuestiones
fundamentales.
- No cuestionarse su estado de ánimo. El adolescente está
experimentando emociones y sentimientos nuevos. Es fácil que pase de un estado eufórico a otro depresivo o malhumorado. Estas variedades de su estado de
ánimo son comunes, lo mejor es no darle excesiva importancia. También es
frecuente observar en él comportamientos perezosos o de
absoluta desgana en todo lo que realiza. Para
corregir esta conducta lo más adecuado será hacerlo a través del ejemplo y con el refuerzo de sus comportamientos positivos.
- Darles responsabilidades. Los padres tienen que dejar de estar siempre encima
de su hijo, tienen que asumir que ha crecido y empezar a tratarle de
diferente manera a como lo hacía en la infancia. Es más aconsejable dar
responsabilidades y luego pedirles cuentas, que tenerlos sobreprotegidos y no
permitirles que se relacionen socialmente.
- Intentar mantener una buena comunicación. Desde la infancia los padres han de tener con sus hijos una relación
basada en la confianza y el respeto. Debemos procurar tener conversaciones y
momentos divertidos con nuestros hijos, buscar ocasiones para hacer
actividades con ellos y disfrutar del tiempo que pasamos juntos. De esta
forma, cuando llegue la adolescencia, será más fácil entendernos con ellos y
se podrán evitar muchos comportamientos rebeldes tan característicos del
adolescente, que a veces son consecuencia de una
falta de entendimiento con los padres.
- Escuchar con atención. Siempre debemos escucharles con atención, esperando
a que finalice para intervenir y no ridiculizar ni menospreciar lo que dice.
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Fuentes:
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